Queridos hermanos
Nos hallamos inmersos desde el pasado 8 de diciembre en el ‘Año de San José’, un tiempo de indulgencias especiales -convocado por el Santo Padre, el Papa Francisco, hasta la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de este año- para celebrar el 150º aniversario de la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal.
La Carta Apostólica Patris corde (Con corazón de Padre) y el Decreto de la Penitenciaría Apostólica, publicados por el Vaticano con ocasión de esta importantísima efeméride, nos invitan a profundizar y a acercarnos a la figura del Custodio de la Sagrada Familia y a conseguir el don de indulgencias especiales. Especialmente en los días dedicados a su memoria: el 19 de marzo y el 1 de mayo.
Carta apostólica Patris corde (con corazón de padre) del Santo Padre Francisco con motivo del 150° aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal.
Decreto de la penitenciaría apostólica con el que se concede el don de indulgencias especiales con ocasión del año de San José.
Como ejercicio personal, junto a las celebraciones comunes, os animamos a que interioricéis estos dos documentos y os unáis a la oración del Papa Francisco y de toda la Iglesia con el rezo de las oraciones ofrecidas en la Carta Apostólica. La primera de ellas, de especial significado para el Santo Padre, ya que la recita desde hace más de cuarenta años y representa un “cierto reto a San José”.
Todos los días, durante más de cuarenta años, después de Laudes, recito una oración a san José tomada de un libro de devociones francés del siglo XIX, de la Congregación de las Religiosas de Jesús y María, que expresa devoción, confianza y un cierto reto a san José:
«Glorioso patriarca san José, cuyo poder sabe hacer posibles las cosas imposibles, ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad. Toma bajo tu protección las situaciones tan graves y difíciles que te confío, para que tengan una buena solución. Mi amado Padre, toda mi confianza está puesta en ti. Que no se diga que te haya invocado en vano y, como puedes hacer todo con Jesús y María, muéstrame que tu bondad es tan grande como tu poder. Amén».
Oración de la Carta apostólica Patris corde Salve, custodio del Redentor Oh, bienaventurado José, |